Nuestra huella ecológica, ¿desde y hasta dónde podemos cambiarla?

noviembre 5, 2021

Todo lo que hacemos, usamos, comemos o compramos tiene una huella ecológica. No podemos evitarla. Pero hay huellas que se pueden aniquilar o desaparecerán en poco tiempo y otras que se quedarán para siempre. Son éstas que debemos tratar de reducir, disminuir y dejar de tener.

 ¿Cómo?

  1. Comprender qué es una huella ecológica y cómo, cuándo, dónde y con qué impacto la provocamos, para poder reducirla.
  2. Analizar qué cosas podemos cambiar, para que nuestra huella ecológica sea menor.
  3. Hacer un plan con metas concretas de reducción de nuestra huella ecológica y actuar acorde, quiere decir, ser coherente y constante en las estrategias y acciones que nos acercan a las metas. Y al haber logrado unas, podemos proponernos nuevas metas.

¿Qué es la huella ecológica?

Muchas veces se reduce la huella ecológica a la huella de carbono. Pero, lamentablemente, es muchísimo más que esto. La huella ecológica es, una medida de medición de la demanda humana versus la capacidad de regenerativa de la biósfera. En este sentido, la huella ecológica nos puede indicar, como humanidad, si estamos, o no, viviendo en equilibrio, de una forma sostenible, entiendo la sostenibilidad como “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.”[1] Y, cuando lo enfocamos en la ecología -término que viene de las palabras griegas oikos (casa, vivienda, hogar) y logos (estudio o tratado); por ello ecología significa «el estudio del hogar»-, se consideran  las necesidades y el futuro de todas las especies, y tod@s los elementos y seres viv@s, no sólo human@s, porque tod@s estamos conectad@s y necesitamos de l@s demás, para poder vivir.

Entonces, la huella ecológica que tenemos es la suma de los recursos que usamos, el espacio que ocupamos para vivir, producir todo lo que usamos y el impacto que este uso de recursos y espacio(s) tiene, menos lo que hacemos para regenerar estos recursos y este espacio (concebido como espacio biósfera y ecosistema con toda su biodiversidad y capacidad de bio-re-producción).

Tristemente, el estilo de vida del ser humano hoy día provoca un tremendo déficit hacía la ecología, ya que usamos, ocupamos, agotamos, extraemos y destruimos mucho más recursos y diversidad biológica que la que estamos regenerando… creando así un desbalance grande y peligroso para la vida y el futuro. No todas las especies tienen esta misma huella ecológica…

Analizando cada parte de nuestra huella ecológica…

Mediante la comprensión de todos los momentos y las acciones que estamos provocando una huella ecológica, podemos reconocer cómo disminuirla. Lo más fácil y útil es, hacer un análisis de cada cosas o servicio que compras/usas, empezando por las cosas que más usas, como, por ejemplo: el pan, la leche, la zanahoria, la manzana, agua, el carro, el teléfono,… Y de cada cosa te preguntas lo siguiente:

¿Desde dónde viene? Más lejos = más huella ecológica, por el transporte y todo lo que posiblemente necesita como refrigeración, empaque, etc. Además, muchas veces no sabemos cómo se produjo y lamentablemente, existen muchísimas situaciones laborales injustas e indignantes.

¿Cómo se produjo? De forma ecológicamente responsable y sostenible? Generalmente, lo que se vende en más cantidad, con forma “perfecta/siempre la misma” (¡qué aburrido!) y empacado en plástico, se produjo con más químicos y maquinaria y “en serie”, quiere decir, probablemente industrialmente, usando más energía y elementos no naturales y no renovables, o, incluso, organismos genéticamente manipulados (GMOs). Por eso, y muchas razones más, tienen una huella ecológica mucho mayor que lo que se produce artesanalmente, en pluricultivo (versus monocultivo), sin químicos y de forma ecológica, con semillas naturales y ancestrales, natural, respetando y restaurando el equilibrio ecológico, promoviendo la biodiversidad y diversidad de nutrientes también!  

¿Qué ingredientes/partes/materias prima se usan para producirlo? Muchas veces ya no sabemos de qué está hecho lo que usamos/consumamos… es importantísimo saberlo, por nuestro propio bien, el bien de las demás personas involucradas en el proceso de hacer y traer las cosas/los servicios y también, por el bien de la Tierra. Por ejemplo: un celular contiene mínimo 8 tipos de minerales, varios de ellos preciosos, que fueron extraídos en algún lugar del mundo, y no sabemos cómo y con qué consecuencias. Sabiendo que la minería es una de las industrias más contaminantes, aparte de peligrosa y muchas veces irresponsable e inhumana con sus trabajadores en los países “en desarrollo”, debemos preguntarnos seriamente: ¿necesito un nuevo teléfono cada año? 

Y en cuanto a alimentos, es crucial preguntarse: ¿Qué contiene? Porque, en general, lo que hace daño al cuerpo hace daño al planeta y al revés. Un ejemplo comparativo: Una sopa instantánea en vaso de duroport (=plástico) contiene más ingredientes químicos que naturales, ninguno de ellos fresco y más o menos el 90% no son naturales. Talvez te llenan y te pueden gustar, porque tiene un montonón de sabores y colorantes artificiales, y, como “regalito de sorpresa”, son adictivas, ya que contiene glutomatos monosódicos (GMS)… Además, al calentar el vaso de duroport, se sueltan dioxinas y micro-partículas del plástico (los famosos microplásticos), que nuestro sistema digestivo no puede digerir. La sopa apenas tiene unos pedacitos de zanahoria, cebolla y carne deshidratada, lo demás se produjo artificialmente en una fábrica. Incluyendo del vaso, que es plástico, un derivado del petróleo. No sabes dónde se produjo y tampoco entiendes qué significan todos los nombres en la lista de ingredientes (maltodextrina, carbonato de potasio, fosfato de sodio, carbonato de sodio, inosinato y guanilato disódico, dióxido de silicio,…). Mientras, una sopa hecha por ti o alguien en tu familia, tiene ingredientes naturales, probablemente la gran mayoría frescos y conocidos (cebolla, zanahoria, güisquil, ajo, perejil, apio, papa, laurel, sal,…), posiblemente producidos localmente, cosechados del huerto o comprados en el mercado, traídos en una bolsa reutilizable, almacenados en un canasto, lavados en casa, y, además, con este toque mágico de la persona que la hace ha preparado con mucho amor!

¿Cómo se transporta y almacena? Si viene de lejos, en avión o barco o grandes camiones, generalmente consume más combustible y entonces, tiene más huella ecológica. Además, muchas cosas se maduran artificialmente o tienen que quedarse en refrigeración o congelación durante el transporte del lugar de origen, consumiendo tremendas cantidades de energía…

Las cosas maduradas al sol, frescas, hechas o cosechadas a mano y presentadas en cajas de cartón, madera o canastos son más saludables, más nutritivas y menos dañinos para el medio ambiente y la salud que las cosas importadas, refrigeradas y maduradas con luz infra-roja. Además, las puedes poner de una vez en tu propia canasta, bolsa, mochila, recipiente,… sin necesidad de empaques desechables. Y con eso llegamos al último paso indicador de la huella ecológico:

¿Cómo se empaca? Como sabemos y vemos en cada supermercado y tienda, todo, todito, viene empacado, hoy día. Y en la mayoría de casos, en empaques no reutilizables y de materiales muy contaminantes para la salud nuestra y del planeta, principalmente plástico. ¡Muchos productos traen más empaque que contenido! Analizar el basurero en tu casa es suficiente para darte cuenta de toda la basura que generamos como humanidad… Y la gran mayoría de veces es basura innecesaria, evitable. La verdad, esta parte es la más fácil para solucionar, la que menos cuesta para cambiar, porque existen muchas alternativas durables, reutilizables y retornables.  Si nuestr@s bisabuel@s han podido vivir sin todos estos empaques, ¿porqué nosotr@s no?

¿Cómo disminuir mi huella ecológica?

Cuando comprendemos que la huella ecológica es amplia, se provoca en cada fase de producción, transformación, transporte, almacenamiento y consumo de cualquier cosa y/o servicio usado, podemos analizar entonces, en qué fase puedo yo disminuir la huella. Lo más fácil es la fase del empaque pero eso, aunque visualmente parece la mayor contaminación y destrucción, es sólo el síntoma visible de la enfermedad… el verdadero cáncer está en todo y ya se ha dispersado, por lo cual, nuestra estrategia de sanación debe apuntar a curar un poco en cada fase, empezando por estas estrategias claves:

*Producir y comprar LOCAL

*Producir y comprar ECOLÓGICO, ORGÁNICO, AGROECOLÓGICO

*Comprar de PEQUEÑ@S PRODUCTORES  Diversificación vs monocultivos

*Comprar FRESCO, no procesado, no transformado, no refrigerado y no empacado  ARTESANAL VS INDUSTRIAL

*Comprar y producir SIN EMPAQUE, a granel y/o directo de l@s productores

*Comprar y producir SÓLO lo que NECESITAS, para NO DESPERDICIAR

*Comprar y vender (o intercambiar y regalar) de SEGUNDA MANO

*Comprar, producir y vender productos de CALIDAD DURADERA

*Ir a producir y comprar en BICICLETA, A PIE, EN TRANSPORTE PÚBLICO,…

*Ir a comprar CON MENOS FRECUENCIA y MENOS LEJOS

*Considerar siempre las famosas Rs: REFLEXIONAR, RECHAZAR, REDUCIR, REPARAR, REUTILIZAR, RECICLAR.


[1] “Nuestro futuro común”, documento de las Naciones Unidas, publicado en 1987 por la Dra. Brundtland.